Escuché en una conferencia del Dr. Allan Wallace, traductor, profesor, investigador, practicante de meditación y uno de los autores más influyentes dentro de las enseñanzas budistas, que hace algunos años, cuando hacía de traductor del Dalai Lama en una conferencia, alguien preguntó, ¿cual cree que es la motivación mas profunda, la primordial, que nos mueve como seres humanos? ¿Es la supervivencia? ¿El deseo de sobrevivir? ¿Qué es lo que mueve al ser humano?
Y el Dalai Lama respondió, “fundamentalmente los seres humanos nos preocupamos del sufrimiento, porque no nos gusta, y nos preocupamos de la felicidad y el bienestar porque nos gusta”.
Es cierto que perseguimos los momentos agradables, el placer, el éxito, la felicidad y huimos de las situaciones desagradables o incómodas. Son las dos fuerzas que nos “mueven” en sentidos opuestos.
Generalmente se piensa que si las circunstancias cambiasen, podríamos ser mas felices. Si consiguiera ese trabajo, sería mas feliz, si tuviera más dinero, sería más feliz, si tuviera más tiempo, sería más feliz, si fuera más alta y delgada sería mas feliz… parece que la satisfacción depende de que la situación se ajuste a lo que uno desea. Y ese querer que las cosas sean como nosotros queremos que sean, y no como realmente son, acarrea sufrimiento, Entendiendo el sufrimiento como descontento, desilusión, estrés, frustración, incomodidad, insatisfacción, intranquilidad, malestar, angustia existencial…
Quizás podemos pasar toda la vida sufriendo, esperando que pasen cosas diferentes, y además nos enganchamos a situaciones muy dolorosas que sucedieron en el pasado, pero que las traemos una y otra vez a nuestra vida, recreando ese dolor interminablemente. O incluso llenamos el presente de sufrimiento y miedo, imaginando hechos catastróficos en el futuro, que lo más probable no sucederán.
Como se dice, “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.
Si estamos vivos, si tenemos un cuerpo, lógicamente experimentaremos el dolor, un dolor físico, una caída, un dolor de muelas o una situación dolorosa, una separación, perder un trabajo… pero luego está el estado interno que creamos sobre ese dolor, la relación que establecemos con esa experiencia dolorosa, a través de los pensamientos y emociones, lo que determinará si vamos a generar mas sufrimiento.
¿Cual es la propuesta para aliviar la insatisfacción, la angustia, el estrés, y en definitiva, el sufrimiento?
Mindfulness, o atención plena, que consiste en prestar atención de manera intencionada, en el momento presente, recibiendo todo lo que emerge con una actitud de apertura y aceptación de la realidad tal y como es. Entrenando esta habilidad, podemos reconocer los procesos internos que originan angustia y malestar y aprendemos a ser conscientes de nuestros propios estados mentales sin ser atrapados en ellos. Practicando mindfulness podemos tener una relación mas sabia con lo que nos sucede en la vida.
Y aunque no hayas practicado nunca meditación o mindfulness, te propongo un experimento:
Durante 3 días seguidos, cuando seas consciente de una situación agradable, puedas observar qué pensamientos hay, si van unidos a alguna emoción y dónde lo sientes en el cuerpo. Cómo lo sientes. Puedes además apuntarlo en un papel, haciendo un registro cada día. Después de hacer esos 3 días registrando cosas agradables, hacer otros 3 días mas pero esta vez de cosas desagradables, un problema, un conflicto, un enfado que tengas, y lo mismo, en el momento que sucede tomar consciencia de lo que está ocurriendo en tu mente, qué pensamientos hay, si hay emociones, cuales, si hay ira, miedo, enfado, cabreo, impotencia… y si las puedes sentir en el cuerpo y dónde y cómo lo sientes.
Estos 6 días observando atentamente tus estados mentales como si fueras un científico, sin juicio ni resistencia de lo que ocurre.
Con este experimento, quizás puedes comenzar a darte cuenta de los estados de ánimo que llenan tus días y de los efectos que éstos tienen en ti.
Para aliviarnos del estrés, la insatisfacción, el malestar, la angustia… y en definitiva del sufrimiento, el primer paso está en explorar lo que de verdad está ahí, a través del mindfulness.
Muy interesante María. ¡Que maravillosa esperanza, saber que podemos llegar ala Luz que siempre hay al final del tunel del cerebro, que no la Mente!
Muy agradable verte como explicas todo. Muy clarificante.
Gracias Mariló, si, siempre hay una luz! y las neurociencias están evidenciando que es posible cambiar el cerebro con la mente, así que a por ello!
Muy bueno María! Me doy cuenta al leer la práctica de registro durante 6 dias cuanto me cuesta pararme a observar el estado en el que me encuentro, parando y no hacer nada mas que registrar todo lo que me sucede en el cuerpo, y conocer la emoción y los pensamientos que están presente al observar, GRACIAS por recordármelo!
GRACIAS a t por compartir!