Durante gran parte del tiempo apenas estamos presentes en nuestros cuerpos y en nuestras vidas. Los psicólogos dicen que el 80%, de nuestro tiempo estamos pensando en otra cosa que no tiene nada que ver con lo que estamos haciendo. Desconectamos del presente mientras nuestra mente divaga a otros tiempos y lugares que no son ni aquí ni ahora, lo que se conoce coloquialmente como estar con el piloto automático, o en neurociencia la red por defecto.
Esta capacidad tiene su lado positivo, porque es parte de la evolución que nos permite pensar, aprender, planificar, imaginar, crear. Pero añádele además a esta mente, que no puede quedarse quieta, el ritmo frenético, las prisas y todos los avances tecnológicos de la sociedad actual con sus teléfonos inteligentes, internet, las redes sociales y otros tantos estímulos externos que llevan a nuestro sistema nervioso al límite de nuestras posibilidades.
Pues bien, lo contrario al piloto automático es Mindfulness la capacidad de centrar la mente en el momento presente.
Al practicar mindfulness hay una reducción de la actividad de la amígdala que es una zona del cerebro límbico, el centro de control de las emociones, que procesa y almacena las reacciones emocionales. La amígdala es como un radar para detectar amenazas. Si la amígdala percibe que una situación es peligrosa, dispara y activa el mecanismo del estrés. Al practicar mindfulness la amígdala se tranquiliza. Cuanta menos actividad de la amígdala, menos estrés.
La neurociencia dice que la práctica del Mindfulness:
· Disminuye la red por defecto, el piloto automático
· Modula la parte del cerebro mas evolucionada, la parte prefrontal del neocortex, la que rige el comportamiento y la conducta y mantiene calladita a la amígdala.
· Y regula las emociones.
Todo ello repercute positivamente en el equilibro y el bienestar. Mindfulness nos permite ser conscientes de nuestros comportamientos automáticos y tener más posibilidades de tener una respuesta antena en vez de una reacción automática.
La neurociencia también dice que a partir de la 4º semana, de una práctica relativamente intensa, de 15 minutos a media hora diaria, empezamos a ver cambios en el cerebro. Y a partir de la 8º semana, esos cambios empiezan a ser mas sólidos.
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